viernes, 27 de febrero de 2009

Libertad


Soy libre. He acabado los exámenes. Cuando lo asuma completamente, ya escribiré algo más largo. entretanto, aquí os dejo una chorradita que escribí en plena crisis.
Besos para todos!

Tener ganas de gritar, de huir, de estar en todas partes al mismo tiempo y a la vez perdido. Estar solo en medio de un montón de gente. Querer que todo el mundo desaparezca del exterior, unirte en un solo cuerpo con el resto del mundo, desparecer tú mismo, llover sobre mojado y secarte las lágrimas con unas manos que arden de fiebre. Tener ganas de suicidarte, de morir luchando, de vivir el resto de tu vida en un segundo, ponerte el Anillo y que el mundo se transforme y un solo instante de tiempo se colme de una hora de pensamiento. Cambiar los pensamientos por los sentimientos sin ver. Escribir hasta que se gaste la tinta y tengas que usar sangre. Pintar un universo de sueños que cubra el lienzo gris del mundo que se extiende ante tus ojos. Caer de la alegría más salvaje a la más honda de las desesperaciones sin mediar transición alguna. Emborracharte hasta vomitar el hígado. Arrancarse del pecho pedazos del corazón para regalarlos a la gente que menos lo merezca. Dormir, y saber que duermes. Soñar y creer que es real. Vivir y creer que sueñas. Morir y saber que duermes. Golpearte un pie con la pata de la cama para ver más de cerca las estrellas. Penetrar un cráter de la Luna y luego hacer que no ha pasado nada. Plegar entre los dedos diminutas hojas de papel de colores y luego lanzarlas desde la ventana. Saber que en cuanto le das la espalda a la gente te empiezan a olvidar. Convivir con la sensación de que nadie ha podido nunca comprender el significado oculto de tus actos. Encasillarse en un papel y provocar el odio del mundo al querer cambiarlo. Romper con tu vida. Romper tu vida. Reconstruirla y darse cuenta de que nadie ha notado el cambio. Amar y ser odiado. Odiar y ser amado, pero nunca una fusión de ambas. Limitarse a existir eludiendo la responsabilidad de averiguar si importa en el acontecer universal un solo segundo de amargura en nuestra vida...o uno de felicidad.

Ser capaz de leer el texto completo sin preguntarse ¿por qué?

viernes, 20 de febrero de 2009

Grullas


En exámenes hago grullas. Es lo único que sé de papiroflexia, pero es suficiente para canalizar el estrés. He llegado a juntar treinta pajaritos de papel de colores (algunos de ellos incluso decorados con pilot negro) que se encuentran dispersos por mi cuarto, para gran desesperación de mi padre.

¿Cómo no voy a obsesionarme hasta extremos psicóticos? El otro día fue un auténtico show el examen de citología, cuando (tras tratar en vano de auto-convencerme de que no era para tanto), llegué al vestíbulo previo a nuestra clase y me encontré con que más de la mitad de la gente que había allí eran repetidores.

Lo admito: me dejé llevar por el pánico cuando empezó la típica ronda de preguntas en plan: “¿el gen que codificaba para la familia INK4 era p15?” (momento en que el tiempo se para mientras intentas enmarcar la familia de proteínas INK4 en alguno de los cientos de procesos celulares que has tenido que memorizar, y descubres horrorizado que ni siquiera sabías que te tenías que estudiar sus genes codificadores).

Entonces llegó el momento quinescencia. Toda mi actividad cerebral se detuvo mientras éramos llamados al aula por orden de lista (proceso que habría que abolir inmediatamente, por su enorme parecido con los campos de concentración). De hecho, creo que lo único positivo del proceso fue que por primera vez leyeron bien mi apellido a la primera y de corrido.

El examen… fue ¿cómo decirlo? Desconcertante. No era fácil, pero tampoco imposible. Era, sencillamente, el tipo de examen que uno esperaría encontrar en esta asignatura.

Ahora, a estudiar anatomía.

martes, 17 de febrero de 2009

La vida es falta de sueño


Siento haber tardado tanto en actualizar. Estoy en plena temporada de exámenes (ugh!) y encima el maldito enrutador inalámbrico me ha traicionado, dejándome solo y desesperado, rodeado de kinesinas y dineínas que caminan por microtúbulos, cobalaminas cuyo mecanismo de reacción es un misterio sin resolver , puntos G que en vez de hacer referencia al sexo nos indican que la célula ha “decidido” que está preparada para entrar en mitosis, teorías humorales galénicas prevesalianas basadas en los cinco elementos de Empédocles y demás diversiones por el estilo…
Que yo no digo que no sea importantísimo lo que damos en citología o en bioquímica (aunque estoy desarrollando una teoría de alcance mundial que afirma que “bioquímica” y “buenos profesores” no pueden compartir frase a menos que en medio se diga “no tiene”), pero ya sabéis que tanto gusto había en quejarse un filósofo decía que, a trueco de quejarse, habían las desdichas de buscarse. Y yo no he necesitado buscar las desdichas: estas vienen a mí ellas solitas (o acompañadas de una hoja de enunciados).